Rassegna storica del Risorgimento

Repubblica Romana. Spagna
anno <1999>   pagina <318>
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318 Fernando Garda San-José Ramon Urquijo Goitia
La sublevación espanda, capitaneada por el general Rafael Riego, pro­vocò un movimiento insutreccional en Napoles, que adoptó corno norma constitucional la realizada por las Cortes de Càdiz en la década anterior. En ambas peninsulas, la intervención de las tropas de la Santa Alianza restable-ció a los monarcas en el pieno ejercicio de su poder absoluto.
La influencia extranjera en Espana pasaba por dos ejes fundamentales: la veneración por la figura del Zar; y el ascendiente de los llamados emba-jadores de Familia, representantes de monarcas de la Casa Borbón. La situa-ción cambiò de forma notable en 1830. El bando liberal vio reforzadas sus posiciones con la incorporación de Francia y Belgica, al riempo que Holan-da mostraba reticencias hacia las Potencias Moderadas. Si bìen ideològica­mente Fernando VII se encontraba identificado con Austria, Prusia y Rusia, su falta de apoyo, en la cuestión sucesoria espanola, a la opción defendida por el Monarca espanol le obligó a variar sus alianzas intemacionales. Este cambio se hizo aùn mas patente a lo largo de 1833, corno consecuencia del papel jugado por los embajadores de Austria, Cerdena y Napoles en los acontecimientos de 1832.
A pesar de elio, las relaciones de familia (la reina espanola era hermana del monarca napolitano), empujaron a Fernando II a intentar mediar entre los dos bandos de la familia espanola.2) Todas las iniciativas se saldaron con un completo fracaso, pues las posturas resultaban irreconciliables.
El cambio en las relaciones intemacionales de Espana fue aùn mas notorio en los primeros meses del reinado de la hija de Fernando VII, quien no fue reconocida por diversos Monarcas (Austria, Cerdena, Holanda, Napoles, Prusia, Rusia y Vaticano), quienes, aun ideològicamente cercanos a
XXXI Congresso di Storia del Risorgimento Italiano, Roma, 1956, pp. 318-325. Vid sobre este tema desde el punto de vista historiografico, M. MUGNAINI, Un esempio di circolandone delle élites: Italia e Spagna dal 1808 al 1860, rassegna della storiografìa italiana, y M. MORAN ORTI, Espana e Italia: historiograjia sobre el primer tercio del siglo XIX, en F. GARGIA SANZ (comp.), Bspaiioles e italianos en ti mundo contemporàneo, Madrid, 1990, pp. 3-45 y 47-65, rcspectivamente; F. GARCÌA SANZ, Gondoleros j toreros: Sspana, Italia! la itidiferencia sim-pàtka7 en Aula de Cultura (Fundación El Correo Bspanol-El Pueblo Vasco), voi. XI, (1992-1993), pp. 37-59, Para una re vision historiogràfica de conjunto, I. SAZ, Dalla Spagna, en F. MAZZONIS (ed). L,'Ila Ha contemporanea e la storiografìa internazionale, Venezia, 1995, pp. 115-147; un analista centrado en el siglo XIX, M. MUGNAINI, Italia e Spagna nell'età contempora­nea. Cultura, politica e diplomazìa (1814-1870), Alessandria, 1994 (sobre el tema que nos ocupa, en particular la pp. 192-196).
9 J.R. URQUIJO GOITIA, Anteaidentes del Abrado de Vergara, en 150 anos del Convenio de Bergaraj de la Ley del 25-X-1839, ]. AGIRREAZKUENAGA y J.R. URQUIJO (eds), Vitoria (Gasteiz), Eusko Lcgebilizarra-Parlamento Vasco, 1990, pp. 227-267; J.R. URQUIJO, Re/ado-nes entre Espana j Napoles durante la Primera Guerra Cartista, Madrid, 1998.